Wednesday, August 24, 2005

Senales


Vinieron a burlar mi inocencia

y a apoderarse de mi sueno.

Desde lejos lo supe,

pero solo me hice eterna en aquella sonrisa,

deje que mis pasos lucharan contra su aire de virgen,

pero nunca me dejé llevar por su resplandor;

aquel día fue exacto. Conocía su sol y su luna.

Quería de vuelta mi integridad,

creí que la había perdido,

pero solo se escondía tras un muro grueso

que opacaba mi voz dentro de un centro comercial.

Nadie se fijó en ellos, o solo lo ignoraban

para que no perdieran el pudor.

De verdad la quería, lo juro,

no solo para continuar el eterno rezo de mi pasado,

sino para conservarla en mi,

como si fuese solo mía, no quería brindarla a nadie,

y menos a aquel amo de mentes.

Siempre quise atenuar sus llamas,

aunque era en vano mi esfuerzo,

la abstinencia salía de mis poros

convirtiéndose en desprecio,

hasta para mi.

Después de todo volví a mis días y la recuperé,

en realidad nunca la perdí, simplemente huía de mi

como si nunca me hubiese querido.

En el mismo segundo pude rotar de tiempos,

hasta que ocurrió un inmenso eclipse.


Y ahora fui yo quien le abrió la puerta.


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